Cuando un gato quiere pescado no le vale otra cosa, y encima traer un bebé a casa no ayuda demasiado. ¿Quién se lo esperaba? ¡Desde luego este gato tan celoso no!
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información